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COV – Compuestos Orgánicos Volátiles

Los COV, están en las cocinas de unos 2300 millones de personas que siguen cocinando y calentando sus hogares con combustibles sólidos.

Loscombustibles solidos como leña, desechos agrícolas, carbón vegetal y mineral y excrementos de animales y queroseno, en fuegos abiertos y cocinas con fugas. (1)

En su mayor parte, se trata de personas en situación de pobreza que viven en países de ingresos medianos y bajos. Además, se observa una gran desigualdad en el acceso a medios menos contaminantes para cocinar entre las zonas urbanas y rurales: en 2021, solo el 14% de las personas que vivían en áreas urbanas utilizaban métodos y combustibles contaminantes, mientras que esta proporción ascendía al 49% entre la población rural del mundo.

Los COV en las cocinas de leña

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La contaminación del aire doméstico se genera al usar combustibles y tecnologías ineficientes y contaminantes dentro y alrededor de las viviendas que contienen numerosos contaminantes dañinos nocivos para la salud, entre ellos partículas pequeñas que penetran profundamente en los pulmones y entran en el torrente circulatorio.

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En las viviendas mal ventiladas, el humo interior puede tener niveles de partículas finas 100 veces superiores de lo aceptable. Las mujeres y los niños, que suelen pasar la mayor parte del tiempo dentro de las casas, son los que resultan más afectados. Por otro lado, la dependencia de tecnologías y combustibles contaminantes consume mucho tiempo, puesto que es necesario ir a buscar el combustible, prepararlo para su uso y cocinar en fuegos y hornos ineficientes.

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Contaminación exterior por combustibles fósiles e incendios

La contaminación del aire (tanto el exterior como en de interiores) es la presencia en él de agentes químicos, físicos o biológicos que alteran las características naturales de la atmósfera.

Los aparatos domésticos de combustión, los vehículos de motor, las instalaciones industriales y los incendios forestales son fuentes habituales de contaminación de aire. Los contaminantes más preocupantes para la salud pública son las partículas en suspensión, el monóxido de carbono, el ozono, el dióxido de nitrógeno y el dióxido de azufre. La contaminación del aire exterior y de interiores provoca enfermedades respiratorias y de otros tipos y es una de las principales causas de morbimortalidad.

Los datos de la OMS muestran que casi toda la población mundial (el 99%) respira un aire que supera los límites recomendados por la Organización y contiene altos niveles de contaminantes (en inglés); además, estos datos indican que la exposición es más elevada en los países de ingresos medianos y bajos.

La calidad del aire está estrechamente relacionada con el clima del planeta y los ecosistemas de todo el mundo. Muchas de las fuentes de contaminación atmosférica (por ejemplo, la quema de combustibles fósiles) emiten también gases de efecto invernadero. Por consiguiente, las políticas orientadas a reducir la contaminación del aire son una estrategia beneficiosa para el clima y la salud, pues reducen la carga de morbilidad y ayudan a mitigar el cambio climático a corto y largo plazo.

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Ante el uso generalizado de cocinas y combustibles contaminantes, la OMS publicó sus directrices sobre la calidad del aire de interiores: quema de combustibles en los hogares (en inglés), que ofrecen orientaciones prácticas y basadas en la evidencia sobre los métodos y los combustibles que no contaminan usados en los hogares. Por ejemplo, se desaconseja utilizar queroseno y carbón sin procesar; se clasifican combustibles y técnicas a fin de proteger la salud, basándose en metas establecidas de emisiones; y se subraya la importancia de actuar para mejorar todos los usos de las fuentes de energía en los hogares, en especial para cocinar, calentar y alumbrarse, con objeto de que el entorno sea más saludable. Además, la OMS ha determinado que los métodos y combustibles (en inglés) que no afectan a la salud en el lugar de uso son la energía solar, la electricidad, el biogás, el gas licuado de petróleo, el gas natural, los combustibles a base de alcohol y los hornos de biomasa que cumplen las metas de emisión establecidas en las directrices de la Organización.

Se calcula que, si no se adoptan medidas políticas contundentes, 2100 millones de personas seguirán sin disponer de combustibles y tecnologías no contaminantes en 2030. (1) La necesidad de actuar es especialmente apremiante en el África subsahariana, donde la población ha crecido a tal ritmo que muchas personas no disponen de medios de cocina no contaminantes y 923 millones de personas carecían de acceso a ellos en 2020. Entre las estrategias encaminadas a aumentar la adopción de energías no contaminantes en los hogares se encuentran las políticas de ayudas económicas para adquirir tecnologías y combustibles menos contaminantes, la mejora de la ventilación y el diseño de las viviendas y las campañas de comunicación para fomentar el uso de energías no contaminantes.

Consecuencias de las COV para la salud

Cada año, 3,2 millones de personas mueren prematuramente por enfermedades atribuibles a la contaminación del aire doméstico causada por el uso ineficiente de combustibles sólidos y queroseno para cocinar (para más información al respecto, consúltense los datos sobre la contaminación del aire doméstico -en inglés). Las partículas en suspensión y otros contaminantes del humo de interiores inflaman las vías respiratorias y los pulmones, dificultan la respuesta inmunitaria y reducen la capacidad de oxigenación de la sangre.

Estas son algunas de las causas de estas 3,2 millones de defunciones tras la exposición a la contaminación del aire en los hogares:

  • el 32% se deben a la cardiopatía isquémica, y el 12% de ellas (es decir, más de un millón de muertes prematuras cada año) se puede atribuir a la contaminación del aire doméstico;
  • el 23% se deben a accidentes cerebrovasculares, y el 12% de las defunciones por esta causa son consecuencia de la exposición diaria al aire doméstico contaminado por cocinar con combustibles sólidos y queroseno;
  • el 21% se deben a infecciones de las vías respiratorias bajas: la exposición al aire doméstico contaminado casi duplica el riesgo de neumonía en la niñez y causa el 45% de las defunciones por esa enfermedad en los niños menores de 5 años. Además, esta contaminación también supone un riesgo de sufrir infecciones agudas de las vías respiratorias bajas en los adultos y se le puede atribuir el 28% de las defunciones por neumonía que padece este grupo de edad;
  • el 19% se deben a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), y el 23% de las defunciones por esta causa en los países de ingresos bajos y medianos se debe a la exposición a la contaminación del aire doméstico; y
  • el 6% se debe al cáncer de pulmón: aproximadamente el 17% de las defunciones por esta causa en los adultos son atribuibles a la exposición a materiales cancerígenos presentes en el aire doméstico contaminado, que proceden de la quema de queroseno o de combustibles sólidos, tales como madera y carbón vegetal o mineral, para satisfacer las necesidades del hogar.

La contaminación del aire doméstico provocó la pérdida de unos 86 millones de años de vida saludable en 2019, y su mayor incidencia recayó en las mujeres que viven en países de ingresos medianos y bajos.

Cerca de la mitad de las defunciones por infecciones de las vías respiratorias bajas en los niños menores de 5 años son causadas por partículas en suspensión (hollín) inhaladas en el aire doméstico.

Además, se ha demostrado la relación entre la contaminación del aire doméstico y el bajo peso al nacer, la tuberculosis, las cataratas y los cánceres de laringe y nasofaringe.

Repercusiones en la equidad sanitaria, el desarrollo y el cambio climático

Es preciso introducir cambios sustanciales en las políticas para aumentar rápidamente el número de personas que tienen acceso a combustibles y tecnologías no contaminantes de aquí a 2030 a fin de solventar las desigualdades en materia de salud, alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y mitigar el cambio climático.

  • Las mujeres y los niños sufren de forma desproporcionada la mayor parte de los perjuicios para la salud causados por los combustibles y las tecnologías contaminantes en los hogares, ya que suelen ocuparse de las tareas domésticas, como cocinar y recoger leña, y pasan más tiempo expuestos al humo nocivo de las cocinas y de estos combustibles.
  • La recogida de combustibles aumenta el riesgo de sufrir traumatismos osteomusculares y consume una parte considerable del tiempo de las mujeres y los niños, lo que limita la realización de otras actividades productivas y aleja a los niños de la escuela. En los lugares menos seguros, las mujeres y los niños se exponen a sufrir traumatismos y agresiones mientras recogen combustibles.
  • Muchos de los combustibles y tecnologías utilizados en los hogares para cocinar, calentarse y alumbrarse son peligrosos. La ingestión accidental de queroseno es la principal causa de intoxicación infantil, y una gran parte de las quemaduras y lesiones graves que ocurren en los países de ingresos bajos y medianos están relacionadas con el uso de energía en el hogar para los tres fines mencionados anteriormente. (2)
  • La falta de acceso a la electricidad para más de 750 millones de personas (1) obliga a los hogares a depender de aparatos y combustibles contaminantes, como las lámparas de queroseno, lo que expone a niveles muy altos de partículas finas.
  • El tiempo que se dedica a consumir y preparar el combustible en aparatos poco eficientes y contaminantes limita la realización de actividades productivas, de estudio y de ocio que son necesarias para la salud y el desarrollo.
  • Las partículas de hollín y el metano emitidos por la combustión en cocinas con fugas son grandes contaminantes climáticos de vida corta.
  • La contaminación del aire doméstico es también uno de los principales factores que provocan la contaminación del aire ambiente (exterior).

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